Frans van Seumeren, propietario del FC Utrecht, expresa su alegría por la calificación de su club para la Europa League, primero en quince años. Sin embargo, señala la diferencia fundamental entre el mundo empresarial, donde ha tenido más de mil millones de euros en Mammut, y la comunidad de fútbol, que él describe como particularmente impredecible. Van Seumeren admite que subestimó los desafíos de dirigir un club de fútbol, y reconoce que la inversión en este sector puede ser mucho más arriesgada que en el comercio tradicional.
La inversión personal de Van Seumeren en FC Utrecht asciende a unos 50 millones de euros en los últimos 12 años, un costo que absolutamente no lamenta. Su objetivo ahora es jugar el club regularmente en Europa y alcanzar una facturación de cincuenta millones de euros en cinco años, bajo la dirección del entrenador Ron Jans, a quien admira por su capacidad de motivar a los jugadores y adaptar su estrategia según las circunstancias.
En la actualidad, Van Seumeren está realizando difíciles negociaciones sobre la transferencia de Soufian El Karaouani. El club se negó a venderlo a Spartak Moscú por razones éticas debido al conflicto entre Rusia y Ucrania. Aunque admite que esta decisión puede ser decepcionante para el jugador, Van Seumeren cree que podría ser beneficioso para su carrera, evitando una posible desaparición en el anonimato ruso, como lo ilustra con el ejemplo de Sébastien Haller.