Un evento inusual ocurrió con el club deportivo y los partidarios de Hugo Durotas, un jugador valenciano de CF. Duro era un jugador clave en el juego, marcando un segundo objetivo con una repetición. Después de la reunión, participó en ejercicios de calentamiento con los reemplazos, ya que no se había ido inmediatamente después del silbido final. Durante estos calores, los aficionados del Atlético Bilbao bromearon y celebraron las actuaciones de Duro de los stands de Mestalla. A pesar de la tercera pérdida consecutiva de su equipo, Duro parecía relajado y de buen humor, participando en el calentamiento como siempre con los jugadores de reemplazo.
Como a menudo después de un partido, varios jugadores de reemplazo realizaron ejercicios de calentamiento en el césped Mestalla. Entre ellos estaban también algunos jugadores que tenían unos minutos de juego, como Duro, que llegaron a jugar en el minuto 70. En lugar de estar avergonzado por las canciones de los fans visitantes, Duro parecía apreciar la atmósfera, observando con diversión las celebraciones del Atlético Bilbao. Una interacción inusual desarrollada entre el futbolista y un partidario, marcada por gestos amistosos y sorprendente complicidad, tanto en el campo como en la vida de cada uno.
El evento culminó con la celebración de una de sus competiciones por el partidario de la Atlética Bilbao, imitando la famosa celebración de Cristiano Ronaldo. Los aficionados vascos respondieron cantando la icónica canción asociada al jugador portugués. Esta escena, mezclando deporte, rivalidad y camaradería, creó un momento único e inolvidable, ilustrando la capacidad del fútbol para trascender las fronteras y crear vínculos inesperados entre fans y jugadores.